PREMIO GIRALDILLO AL BAILE EN LA BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2010.
Isabel Bayón sabe que en el baile no hay lenguajes diferentes cuando el mismo sentimiento hermana a creadores e intérpretes: la necesidad de expresarse, de transformar en la materia intangible del arte el cúmulo de experiencias, la voluntad de llevar al movimiento un fragmento de vida con el que el espectador pueda conmoverse. Por eso, en esta ocasión, la bailaora busca la emoción y la belleza tomando como punto de partida la mirada de otros, y presta su cuerpo versátil a la interpretación de tres coreógrafos distintos, Fernando Romero, Florencio Campos y Rubén Olmo. La premisa de la que arranca cada autor es la misma –el soneto de Miguel Hernández Por tu pie, la blancura más bailable–, aunque la libertad que ha tenido cada uno ha sido total, para que En la Horma de sus Zapatos fuera un caleidoscopio de sensibilidades diversas beneficiado de la pluralidad de sus enfoques, el desafío de una intérprete sin miedo a adentrarse en nuevos territorios.
El ejercicio de desdoblarse que emprende Bayón en este espectáculo posee también un marcado carácter sentimental: en otra parte del montaje, la sevillana dedica asimismo un cálido tributo a sus maestros, a la gente de la que aprendió y cuyos zapatos también calzó en algún momento del camino recorrido, entre los que hay referencias indiscutibles del flamenco que la bailaora conoció en una esfera íntima y a las que ella muestra su gratitud.
Pero, más allá de la apertura a otros registros y el repaso al legado de los maestros, la obra es también la historia de una afirmación. Bayón ahonda en universos ajenos para emerger de esa vivencia provista de una mayor seguridad, para mostrar al público, en una confesión final estremecedora, cómo es ella y cómo entiende la danza tras ese itinerario. Los pasos previos le han otorgado la madurez, la nítida conciencia de sí misma, y, ahora, la intérprete se encuentra en la horma de sus zapatos, dispuesta a bailar el futuro con el pleno dominio de sus recursos.